Sus ojos acarician mis mejillas,
me siguen y siento su calor.
Cautivo de su mirada verde mar,
de su brillo y su forma de hablar.
Su voz acompaña el paseo cauto,
firme al destino, inseguro al azar.
Parar el reloj, eternizar las horas,
retener el tiempo ...... renacer.
Una amalgama de sentimientos
tan olvidados como añorados,
golpean mi pecho sin piedad,
algo muere y al tiempo florece.
Tendrá suficiente valor mi miedo?
mis dedos acariciarán sus manos?
acunaran sus pechos mis palabras?
Darle el calor que espero de ella.
Darle el calor que espero de ella.
Podría conformarme con la ilusión,
saberla cercana y no esperar más.
No tocar y beber de su compañía,
y podría preguntarte ..... vienes?