Cuantas estancias nos quedan por descubrir?
Son tan distintas nuestras casas
que la tuya no cabe en la mía
ni la mía cabría en la tuya.
Y aquí estamos desalojando habitaciones,
buscando espacios entre tantos recuerdos,
ordenando estanterías o cambiándolas por otras más firmes,
decidiendo lo que vale la pena guardar y llenando bolsas de olvido,
aireando hasta el más escondido espacio,
una mano de pintura tampoco estaría de más.
Así seguimos días y horas de pálpitos sudorosos,
con el miedo de no encontrar espacios para compartir.
Lo más sencillo sería unir tu casa a la mía,
respetar todo lo que fuimos y nos permitió llegar hasta nosotros,
construir nuevas salas más grandes y luminosas
mano con mano, las nuestras creando nuestro mundo.
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