En ocasiones te sientes sólo,
en una estación vacía
dónde nunca pasarán más trenes.
Con ese odioso nudo en la garganta
y el corazón dolorido de tanto palpitar,
como si lo hubieran arrancado de raíz.
En ocasiones el sol ciega
de tanto iluminar y guiar por caminos
inagotablemente llenos de empeño.
Las noches aparecen llenas de Pléyades
desorientando los sueños vividos,
dejándolos inanes en las cunetas.
En ocasiones te rindes y sigues en pie
aferrado a una fe nómada
a sabiendas del propio sacrificio.
Caes en la conjura "del me da lo mismo"
con la virtud de esquivar los miedos
cavando dunas en el desierto.
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