Ni una sola palabra,
nada me queda.
Todo queda  dicho,
nada más que silencios,
eso nos queda.
Tantos como quieras
o queramos los dos.
Un abrazo,
piel contra piel,
desnudos,
callados.

Sintiendo poro a poro.

Labios enloquecidos
calmando la sed de amar,
las manos firmes
acariciando formas,
perfilando los músculos.

Y las miradas...
penetradas...
la tuya en la mía...
la mía en la tuya...
descubriendo caminos,
el del corazón,
el del alma,
el del placer.

Pura fuerza braba ,
recorridos interminables,
volviendo a dibujar
rostros y cuellos,
hombros y brazos,
pechos y vientres,
nalgas y piernas.
Abrazados como las serpientes,
entrelazados...
hasta ahogar el último suspiro.

Tengo prisas,
languidecer a tu lado
y tú junto a mi.

Dormir acunados
y nada más.

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