Un viento tenaz y persistente,
incapaz de arrancar el fruto de estos olivos.
Olivos testigos sorprendidos de este amor
mientras atesoro un puñado de horas compartidas.
El corazón ensancha sus límites,
guarda las intrigas de las mejores caricias,
mientras mezclamos amor y deseo
el viento gélido se torna ternura.
Seremos amantes hasta el anochecer,
que el amanecer aún no nos pertenece.
No ha de haber prisa en su conquista,
mientras somos tu y yo luz en la noche.
Callará el viento y vendrá el adiós,
nadie lo ha escrito y ha de ser así.
Tus lágrimas humedecerán mis ojos,
los dos compartimos el mismo destino.
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